El imposible milagro de Treme


Si Treme no hubiera venido de la mano de David Simon y Eric Overmeyer posiblemente ni tan siquiera HBO la hubiera dado la luz verde. Y es una hipótesis que me estoy sacando la manga, claro, pero parece casi imposible que una serie de las características de esta hubiera sido elegida por cualquier cadena si no viniera de quién viene. Y eso que a nivel de audiencia o reconocimiento académico no es que la joya de la corona de Simon, The Wire, fuera un gran éxito (ninguna nominación a los Globo de Oro y solo dos, no ganadas, a los Emmy) pero el nombre del periodista y guionista de Washington lleva consigo un halo de prestigio crítico que a la cadena le interesa poseer y mantener.

Porque Treme es un producto televisivo atípico. Tan atípico que no parece haber sido concebido para televisión y que si se emite semana tras semana en un canal de suscripción es porque se trata del medio y la forma en el que mejor encaja. Más cercana a una novela de Dostoyevski, es la serie que más atención y paciencia pide a sus espectadores. No tiene un arco argumental general definido si no que se centra en las desavenencias de un grupo de personajes dispersos por la historia que poco tienen que ver entre ellos, entre sus escenas se intercalan actuaciones musicales que cortan cualquier atisbo de ritmo narrativo y en muchas ocasiones está mucho más centrada en mostrar la realidad social, económica y política de la ciudad en dónde se encuentra el barrio que lleva su nombre, Nueva Orleans.

Y si su sola concepción y estreno parece un hecho auspiciado por una alineación de planetas su durabilidad en antena es ya, directamente, casi un milagro. Poder haber disfrutado de cuatro temporadas (aunque esta última que se acaba de estrenar solo vaya a contar de cinco episodios) es un privilegio para sus espectadores, que son pocos pero fieles. Treme, como muchos de sus personajes, siempre ha luchado más por mantener una identidad propia que por venderse. "No puedes sacar la música de la calle" le dice D.J. Davies (Steve Zhan) al contratista Nelson Hidalgo (Jon Seda) al tratar de explicarle que la fuerza cultural de Nueva Orleans viene de sus calles, sus raíces. Y esa misma frase se podría aplicar a la serie. ¿Podría Treme construir arcos de personajes más consistentes? ¿Contar grandes historias? ¿Ser más épica? Por supuesto. Pero ya no sería Treme, sería otra cosa.

[+] Treme, punto (y aparte)