The Good Guys


No me voy a ir demasiado por las ramas. La nueva serie del canal Fox, The Good Guys, es una puesta al día de las series policiales y las buddy movies de los ochenta y principios de los noventa que en la mayoría de su metraje parece una excusa bastante cara para el lucimiento personal de su mayor reclamo, un Bradley Whitford sobre actuado y pasadísimo de vueltas, bigote mediante, que da la sensación de haberse embarcado en el proyecto con la única intención de hacer el gamberro y que le paguen por ello. El resto, es una retahíla de tópicos y típicos del genero hasta límites insospechados. Asesinos, soplones, chicas guapas, ladrones de poca monta, jefes duros, chistes malos y hasta un coche casi tan protagonista como los actores. Vamos, que solo faltan Mel Gibson y Danny Glover haciendo un cameo por ahí para cerrar el círculo (de nada por la idea, Fox).


Por todo esto, The Good Guys no pasaría de ser una producción más que sin el respaldo de la audiencia pasaría sin pena ni gloria. Pero, sin embargo, hace de su peor defecto la mejor arma para conseguir una identidad propia. Como uno de sus protagonistas, está tan pasada de rosca que como parodia del genero funciona a la perfección. Desconozco si esa es la intención de su creador, Matt Nix (que por lo que leo consigue hacer algo parecido con el genero de espías con Burn Notice), pero desde luego que si con el paso de los episodios consigue calibrar ese tono la serie puede dar más de una alegría a todo aquel al que le atraiga su propuesta.

Junto a Whitford tenemos a Colin Hanks (y sí, ese Hanks viene de su padre, un tal Tom) que interpreta a la otra pata necesaria en este tipo de historias. El compañero razonable, que intenta cumplir la ley y sus obligaciones a rajatabla pero que, irremediablemente, acaba atrapado por los métodos y formas de la "vieja escuela". Un personaje más sosegado y necesario como contraposición a Whitford pero con un nivel de protagonismo a la misma altura, cosa más que acertada a la hora de descansar de tanta intensidad.

En definitiva una serie con una pretensiones, como parece, que no pasan de buscar el entretenimiento rápido y de fácil consumo y que si mantiene el ritmo frenético y consigue buscar el tono de parodia adecuado promete bastante horas de diversión, tiros, persecuciones y polis buenos.